Explicit material, terms of use and cookies
A veces me cuesta mirar a la gente a los ojos; no porque no quiera, sino porque siento que pueden ver más de lo que muestro. Soy tímida, aunque muchos no lo notan al principio. Mi piel guarda historias en tinta: pequeños tatuajes que cuentan quién soy sin necesidad de palabras. Dicen que tengo una cara dulce, una mezcla entre inocencia y misterio, y que mi sonrisa aparece de repente, como un destello que ilumina todo por un segundo. No sé si tengo un “buen cuerpo”, solo sé que me gusta sentirme cómoda en mi piel, moverme despacio, como si el tiempo no tuviera prisa conmigo. Soy amable, me sale natural cuidar, escuchar, abrazar con la mirada. Pero también hay una parte de mí que sabe jugar con la seducción, con la suavidad de los gestos, con esa forma callada de decir “ven” sin pronunciar palabra. Amo con todo lo que soy: sin mitades, sin miedo, con el corazón abierto y la piel despierta.